Crónica | Un espectáculo que redefine el directo: entre dobles escénicos, simbología oscura y un público completamente entregado
- artecaleidos
- 24 nov
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Uno de los momentos más comentados llegó con la aparición de su doble en el escenario, un recurso teatral que desató la euforia entre los asistentes y que sirvió para explorar, desde la estética y el movimiento, la dualidad creativa que la artista lleva años desarrollando. Lejos de ser un simple truco, este juego de espejos aportó un nuevo nivel de lectura al espectáculo y reafirmó el carácter casi performativo de su propuesta.
La escenografía, marcada por tonos oscuros, estructuras monumentales y una iluminación afilada, construyó un universo propio en el que cada canción parecía abrir un capítulo distinto. El concepto global —bautizado como “Mayhem Ball”— resultó en una experiencia total: un ritual donde la teatralidad, el dramatismo y la potencia visual se dieron la mano.
A lo largo de las tres noches, casi 60.000 personas pasaron por el recinto, conformando una audiencia diversa, fiel y profundamente entregada. El momento más emotivo ocurrió cuando la artista, visiblemente emocionada, dedicó un mensaje directo a sus seguidores españoles, celebrando su energía y agradeciendo su lealtad incondicional.
La combinación de producción impecable, narrativa visual coherente y momentos de conexión espontánea deja claro que este espectáculo no fue solo un concierto: fue un acontecimiento cultural. Un regreso triunfal que confirma que, para una parte del público, la artista no es solo una referente musical, sino un símbolo generacional.






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